Aviones de combate del Ejército sirio y de Rusia -aliado de Damasco- bombardearon esta madrugada (30.11.2024) diferentes barrios de la ciudad de Alepo, la segunda ciudad de Siria, en el norte del país, después de que facciones armadas opositoras apoyadas por Turquía se hicieran con el control de gran parte de la urbe tras cuatro días de combates, según informaciones iniciales del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), confirmadas a Reuters por dos fuentes militares sirias.
Según la ONG, los ataques aéreos tuvieron como objetivo el barrio de Al Furqan, en el oeste de Alepo, por donde están accediendo a la urbe gran parte de los combatientes de la alianza islamista Organismo de Liberación del Levante y otras facciones armadas apoyadas por Ankara. Según las fuentes militares citadas por Reuters, la campaña de bombardeos también tuvo como blanco ciudades y pueblos tomados por los rebeldes en su avance hacia Alepo.
El Observatorio afirmó que estos son los primeros bombardeos en Alepo desde 2016, cuando las fuerzas leales al presidente sirio, Bachar al Asad, tomaron el control de la segunda ciudad más grande de Siria con el apoyo y cobertura de Rusia y de milicias afiliadas a Irán. La organización, con sede en el Reino Unido y una amplia red de colaboradores sobre el terreno, afirmó que los insurgentes “tomaron el control de la mayor parte de la ciudad”, así como de las sedes gubernamentales e incluso prisiones, en el cuarto día de ofensiva para capturar Alepo.
De hecho, la Administración de Operaciones Militares de los rebeldes afirmó en su canal de Telegram que hubo “un colapso importante en las filas de las fuerzas” del Ejército sirio, cuyos efectivos “se retiraron de varios lugares estratégicos” en la provincia de Alepo y la vecina Idlib, el principal bastión opositor en Siria. El gobernador de la provincia y las tropas sirias “se retiraron del centro de la ciudad” y han huido a la zona de Al Safira, al este de Alepo, según el Observatorio, que estimó que al menos 311 personas han muerto desde el inicio de la ofensiva de los insurgentes la madrugada del 27 de noviembre, una cifra que ha ido subiendo día a día.
Entre ellas, 183 combatientes islamistas y de facciones proturcas; 100 soldados del Ejército sirio y de milicias proiraníes aliadas de Damasco; mientras que 28 civiles perdieron la vida tanto en Alepo como en Idlib, la gran mayoría de ellos en bombardeos de la aviación rusa, según la ONG. La operación coincidió con la entrada en vigor de un frágil alto el fuego en el vecino Líbano entre Israel y el movimiento proiraní libanés Hezbolá después de dos meses de guerra abierta.